Estrés y Yoga

Posted by on 29/05/2015 in General

Al margen de los múltiples usos y abusos del concepto de estrés, hay un acuerdo amplio en que el estrés constituye un importante factor de riesgo para nuestra salud, tanto física como psíquica. Este estado de activación es una reacción del organismo independiente de la voluntad del sujeto e implica cambios fisiológicos, emocionales y conductuales. Es una respuesta adaptativa ante una situación determinada en la que el organismo interpreta ésta como una amenaza o peligro y prepara al organismo para la acción de “huir” o “luchar”.

En este estado de “lucha-huida” se producen cambios fisiológicos: se activa del sistema nervioso simpático y se inhibe del sistema parasimpático. El sistema endocrino (hormonal) sufre alteraciones, principalmente la elevación del nivel de catecolaminas, cortisol y endorfina beta (hormonas que potencian la liberación de energía, la analgesia) y se intensifican las reacciones catabólicas (aumento del consumo de oxígeno, de la frecuencia respiratoria y cardíaca, aumento de la presión sanguínea, incremento de la actividad metabólica, incremento de la lipolisis y glucogénesis). Los cambios afectan también a la conducta promoviendo una reacción automática e instantánea (actuación rápida en conductas abiertas como correr, etc.), a las emociones (miedo, ira, tristeza) y al estado mental (atención, alerta y vigilancia). Por otro lado, la inhibición de las funciones parasimpáticas impide el buen funcionamiento de los sistemas reproductor (hormonas sexuales) e inmunológico y genera alteración en la conducta sexual.

Todas estas alteraciones reducen la capacidad del organismo para mantener y reparar su adecuado funcionamiento, e incrementan el riesgo de enfermedad

Cuando la respuesta adaptativa “lucha-huida” producida por el estrés es continuada en el tiempo, puede convertirse en el estado habitual de la vida del hombre, resultado de su forma de vida patológica, y producir daños funcionales y estructurales en el organismo (incremento de la presión sanguínea, arterosclerosis, inhibición del timo, etc.).

El estilo de vida actual es altamente variable, inestable, y rápido, y somete a hombres y mujeres a vivir bajo presión. Cualquier estímulo puede suponer un factor de desequilibrio que trastorne la estabilidad de nuestro medio interno y produzca un estado de alerta, de movilización y de preparación para controlar la nueva situación. Esta situación estimulante/amenazante puede ser, desde los atascos del tráfico o una larga cola en el supermercado, hasta la muerte de un familiar o el despido laboral. Hay innumerables causas que son susceptibles de originar una respuesta en el organismo.

La activación de una respuesta no tiene en sí misma un carácter negativo. El sujeto no responde específicamente ante cualquier demanda, es decir, no considera la naturaleza del estímulo (sea positivo o negativo) sino que se da una reacción orgánica y psicológica común ante cualquier estímulo. La respuesta del individuo dependerá, por un lado del carácter de la ‘amenaza’ y por otro de la valoración subjetiva que se tenga de la situación, de los recursos que se tengan para enfrentarse a ella y de la capacidad para aplicar eficazmente esos recursos. Para poder controlar voluntariamente una respuesta ante una situación estimulante/amenazante es necesario que el cerebro reciba información inmediata de lo que ocurre en el organismo, a fin de que el individuo pueda aprender a modificar, regular y controlar su actividad.

La práctica del Yoga puede ser de gran ayuda para paliar los trastornos que ocasiona nuestro modo de vida presente. Aunque la finalidad de Yoga no es terapéutica, el ejercicio de esta disciplina es muy beneficioso para nuestra salud.

La relación del Yoga con la terapia es reciente, no hay ninguna escritura antigua que establezca esta relación. En 1924 Swami Kuvalyananda (Jagannath G. Gune) escribió en la revista “Yoga Mimansa” el resultado de su investigación acerca de los beneficios del yoga tiene en la salud. Desde entonces se han realizado múltiples investigaciones, unas más rigurosas que otras, que han intentado demostrar empíricamente la aportación del Yoga sobre nuestra salud física y mental.

La práctica de Yoga aumenta la flexibilidad muscular y articular, reduciendo y eliminando la tensión; ralentiza la respiración y el ritmo cardiaco; baja la presión sanguínea; mejora la función parasimpática aumentando la serotonina y la dopamina.

El Yoga es un poderoso instrumento de prevención y paliativo contra estrés.